Nos levantamos y tomamos el metro directamente hacía el Estadio Olímpico. No sabíamos si estaría abierto por ser día festivo. Tuvimos suerte, abrían a partir de las 10 de la mañana y pudimos entrar con una visita guiada (10 euros). La visita eran en alemán pero a nosotros y a otra pareja nos hacía las explicaciones en inglés. Así por lo menos nos pudimos enterar más o menos lo que nos enseñaba. El Estadio Olímpico está totalmente remodelado. Nos enseñaron las gradas, el palco de autoridades, los vestuarios. La duración de la visita fue de alrededor de una hora.
Tomamos otra vez el metro y fuimos a Schloss Charlottenburg (El Palacio de Charlottenburg). De estilo barroco este hermoso Palacio cuenta con un inmenso jardín que suponemos que en verano será precioso, pero que en invierno es solamente una capa blanca de nieve. La entrada al palacio cuesta 10 euros (audio guía incluida). La verdad es que tampoco es muy espectacular por dentro, lo único reseñable la habitación de la porcelana. Por fuera es espectacular, espero volver algún día en verano para ver sus jardines.
Abierto: de martes a domingo, de 10.00 h a 17.00 h.
Después otra vez con el metro nos dirigimos a La Iglesia Kaiser-Wilhelm-Gedächtniskirche. Todos los días, (excepto el día 1 que fuimos nosotros): 9-19h . Entrada gratuita.
Esta iglesia luterana fue destruida en la Segunda Guerra Mundial y se ha conservado medio en ruinas. A Ambos lados se han construido 2 nuevas edificaciones una torre y una moderna iglesia, conocidas popularmente como la polvera y el pinta labios.
A su alrededor había unos de los muchos mercados navideños de Berlín por los que vale la pena entretenerse un rato.
Antes de volver al hotel tuvimos nuestra primera toma de contacto con Postdamer Platz, uno de los lugares más importantes de Berlín, donde el primer día del año es típico que los padres lleven a sus hijos a tirarse por una mini pista de hielo.
Primer día del año en Berlín
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